16 jul 2010

La creatividad y sus dimensiones

La creatividad se puede definir como un proceso social y cognitivo en el cual se resuelven problemas de manera poco familiar, encontrando conexiones nuevas e inesperadas entre conceptos, situaciones y hechos. Se trata de un proceso de combinación conceptual basado en una heterogeneidad de conocimientos (tanto explícitos como tácitos) que se ponen en juego en contextos de aplicación específicos (Amabile, 1998; Lymbery, 2003; Ward, 2004).

La primera dimensión de la creatividad se refiere a las motivaciones. La motivación intrínseca es básica dado que las personas se divierten, disfrutan y comprometen con el desafío que les implica resolver un problema vinculado a sus intereses (ya sean laborales, educativos o personales). Sin embargo, la motivación interna no siempre es suficiente, y muchas veces es desestimulada por ambientes o contextos que “matan la creatividad” (Amabile, 1998). Así, son relevantes también las condiciones de contexto, lo que podríamos llamar las motivaciones extrínsecas, tales como las recompensas, el reconocimiento, o ambientes que estimulan la participación y la interacción de ideas (la tolerancia hacia las nuevas ideas en los equipos de trabajo suele ser un factor clave de motivación).

La segunda dimensión de la creatividad se refiere al desarrollo de la imaginación creativa (Chia, 1996; Kirby, 2004) para aproximarse a los problemas y combinar alternativas y conocimientos. Se trata de la capacidad para incubar ideas a las que luego se les dará una nueva perspectiva a partir de un enfoque flexible de los problemas (Amabile, 1998)

La tercera dimensión de la creatividad se refiere a la expertise, es decir, al grado de conocimientos y saberes técnicos acumulados obtenidos a partir de la formación académica, experiencia práctica o aprendizaje por interacción con profesionales (Amabile, 1998; Lymbery, 2003).

Desde este punto de vista la creatividad es un proceso social e interactivo que articula no sólo la imaginación creativa sino también la expertise y la motivación. Sin expertise, es decir, sin formación en un campo de conocimiento específico, la imaginación no se convierte en creatividad, al igual que sin el impulso de la motivación la imaginación y la expertise no derivan en procesos creativos orientados a la resolución de problemas.

De este modo la creatividad supone una perspectiva interactiva del proceso creador. La creatividad se aplica en la resolución de problemas y es la imaginación que se desarrolla a partir de conocimientos adquiridos por diversos medios (expertise) e impulsada por la motivación (interna y externa) a resolver problemas.

Javier Castro Spila


BIBLIOGRAFÍA

Amabile, T. M. (1998), ´How to kill creativity´, Harvard Business Review, 76 (5), pp. 76-87.


Chia, R. (1996), ´Teaching paradigm shifting in management education: university business schools and the entrepreneurial imagination´, Journal of Management Studies, 33 (4), pp. 409-428.

Kirby, D. A. (2004), ´Entrepreneurship Education: Can Business Schools Meet the Challenge?´, Education + Training, 46 (8/9 ), pp. 510-519.


Lymbery, M. E. F. (2003), ´Negotiating the Contradictions between Competence and Creativity in Social Work Education´, Journal of Social Work, 3 (1), pp. 99-117.


Ward, T. B. (2004), ´Cognition, creativity, and entrepreneurship´, Journal of Business Venturing, 19 (2), pp. 173-188.






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